La primera visita que hicimos a la casa tuvo para nosotros un fuerte impacto; la abundante vegetación que asomaba sobre la valla hacía más sugerente su interior. Una vez dentro, se iban descubriendo uno tras otro los tres pabellones que conformaban la casa construidos en distintas épocas según iban creciendo las necesidades familiares.
Nos pareció, ya desde el principio, que había una fuerte conexión entre los clientes, a quienes conocimos poco antes y la casa que acababan de adquirir. Nuestra propuesta se basó fundamentalmente en tratar de reforzar ese vínculo, en mantener el carácter que, en nuestra opinión, compartían.
Se trata de una intervención heterogénea, con diversas actuaciones en distintas áreas que fueron incrementándose durante la obra participando de algún modo en la continua evolución de la casa desde su primer pabellón construido.
El núcleo estancial de la casa se encuentra en el pabellón central, abriéndose al jardín frontal y patio trasero. A ambos lados del mismo, se sitúan dos pabellones menores parcialmente dedicados a sala de ensayo de música y despacho, respectivos espacios de trabajo para los padres.
Los dormitorios situados en las plantas superiores de los distintos pabellones quedan comunicados a través de un puente que aporta diversión a los recorridos; a su vez, una escondida escalera desembarca en los dormitorios de las niñas desde la sala de música situada dos plantas bajo ellos.
Los espacios exteriores recubiertos con piezas de barro acaban por amarrar la casa al terreno en el sentido más conceptual.
Resulta así una casa muy viva, tanto en el interior como en el exterior; una casa intensamente familiar en ese núcleo central y a la vez enormemente social; una casa donde es tan posible encontrarse con alguien tanto como aislarse en cualquiera de los distintos rincones de la misma.






El trabajo surge debido a la necesaria renovación de un piso de los años 80 para el uso exclusivo de dos personas mayores, a quienes su hijo quiso sorprender, casi a modo de regalo, con la renovación total del mismo para que se adaptara a sus actuales necesidades.
Ubicado en la octava planta de una torre del madrileño barrio de Moratalaz, el piso cuenta con dos frentes completos abiertos hacia la ciudad.
Con la premisa de facilitar el uso de la vivienda en cada decisión de proyecto, se propuso un núcleo central que organiza a su alrededor las circulaciones con acceso a las distintas estancias. Estos espacios de circulación alrededor del núcleo son iluminados a través de distintos mecanismos conectándolos de este modo con el exterior.
El dormitorio principal se sitúa junto al estar y conectado visualmente con el mismo mientras que el dormitorio de invitados y de la persona encargada de los trabajos de la casa mantienen cierta independencia con respecto a estos espacios.
Se pretende por tanto una propuesta sencilla, luminosa y abierta a la ciudad, mejorando así las condiciones de las personas mayores de las que se espera pasen allí gran parte de su día a día.