Las premisas iniciales del encargo resultaron verdaderamente sugerentes. Se trataba de organizar una generosa vivienda dotada de espacios expositivos para piezas de arte y antigüedades sobre una suave ladera que desciende hacia el curso de un pequeño cauce del árido entorno del paraje de Muzarra.
La bondad del clima permite pensar la vivienda como un sistema de relacionados espacios exteriores/interiores, cubiertos por bóvedas homotéticas de distinto tamaño según el uso que albergan. Estas plataformas y construcciones organizan el programa al tiempo que resuelven la pendiente de un extremo a otro de la parcela.