La casa se sitúa en una tranquila parcela en la urbanización Ciudad Santo Domingo, al norte de Madrid. Por economía de proyecto se decidió aprovechar el sótano de una vivienda existente que ocupaba el centro de la parcela, hecho determinante para la ubicación de la propuesta.
La nueva vivienda, mucho más extendida sobre la parcela que la compacta vivienda original, organiza con claridad la parcela en dos áreas: la primera y más representativa está volcada hacia el acceso. La segunda, volcada hacia el interior de la parcela, es más privada y de fragmentada volumetría y acoge actividades como piscina, pista de juegos, cama elástica, comedor exterior, huerto, etc. Podríamos hablar de dos caras de la misma casa.
La imagen que configura la cara representativa trata de evocar los cottage irlandeses buscando relacionar la propuesta con el origen de los clientes: en estas construcciones la quebrada cubierta actúa a modo de cobijo y tiene siempre gran protagonismo. La disposición de huecos de los volúmenes bajo la misma enmascara las dos plantas sobre rasante como si de una única planta se tratase, buscando una reducción de escala en la percepción de la casa.
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La mayor parte del programa de la vivienda se sitúa en la planta baja buscando una relación de continuidad con la parcela. En una cota inferior y ampliando el sótano de la vivienda existente se sitúan espacios de apoyo, un pequeño gimnasio y la zona de invitados. Al exterior, el espacio reservado para aparcamiento de vehículos. El dormitorio principal, dotado de un amplio vestidor y baño, ocupa la totalidad de la planta primera bajo la cubierta, que ampara en todos los sentidos al resto de la familia bajo ella.