Ubicado en el madrileño PAU de Vallecas, el solar que nos ocupa se sitúa a la cabeza de una hilera de alargados bloques de viviendas de protección oficial sobre el gran boulevard que vertebra dicha ordenación. El extremo de la edificación que configura el arranque de este paseo se significa formalmente respecto al resto de la edificación, dotándolo de la pretendida singularidad volumétrica como punto de ingreso al nuevo barrio.
El programa, detalladamente definido desde el inicio en las bases del concurso, incluye el número y características de las viviendas demandadas. Estas quedan resueltas por medio de dos crujías separadas entre sí por un generoso espacio abierto a uno de los lados evitando la convencional imagen de patio cerrado. Las circulaciones y accesos se vuelcan a este espacio, doblemente animado por una serie de viviendas pasantes, que al mismo tiempo acotan y moderan su longitud.
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